Vamos a estudiar un fragmento de la película "La lengua de las mariposas".

1) Escucha sin el sonido:

  • En vuestro cuaderno dibujad cuatro columnas: las voces / la música / las sensaciones / las imágenes mentales.
  • Sed atentos al tono de las voces y a los sonidos, ¿qué impresión tenéis? ¿Qué imágenes visualizáis?

2) Visionado:

  • Apuntad tres adjetivos de sentimientos que puedan caracterizar a estos alumnos durante esta clase.
  • Encontrad tres adjetivos que puedan definir al maestro.
  • ¿Pensáis que las clases impartidas por este maestro representan "un progreso"?


EL TEXTO:

"¿Qué hay, Pardal? Espero que por fin este año podamos ver la lengua de las mariposas".

El maestro aguardaba desde hacía tiempo que les enviasen un microscopio a los de la Instrucción Pública. Tanto nos hablaba de cómo se agrandaban las cosas menudas e invisibles por aquel aparato que los niños llegábamos a verlas de verdad, como si sus palabras entusiastas tuviesen el efecto de poderosas lentes.

"La lengua de la mariposa es una trompa enroscada como un muelle de reloj. Si hay una flor que la atrae, la desenrolla y la mete en el cáliz para chupar. Cuando lleváis el dedo humedecido a un tarro de azúcar ¿a qué sentís ya el dulce en la boca como si la yema fuese la punta de la lengua? Pues así es la lengua de la mariposa".

Y entonces todos teníamos envidia de las mariposas. Qué maravilla. Ir por el mundo volando, con esos trajes de fiesta, y parar en flores como tabernas con barriles llenos de almíbar.

Yo quería mucho a aquel maestro. Al principio, mis padres no podían creerlo. Quiero decir que no podían entender como yo quería a mi maestro. Cuando era un pequeñajo, la escuela era una amenaza terrible. Una palabra que se blandía en el aire como una vara de mimbre.

"¡Ya verás cuando vayas a la escuela!"

Dos de mis tíos, como muchos otros jóvenes, habían emigrado a América para no ir de quintos a la guerra de Marruecos. Pues bien, yo también soñaba con ir a América sólo para no ir a la escuela. De hecho, había historias de niños que huían al monte para evitar aquel suplicio. Aparecían a los dos o tres días, ateridos y sin habla, como desertores del Barranco del Lobo.

Manuel Rivas, ¿Qué me quieres amor?, 2006


PREGUNTAS:

  • Apuntad las frases que sugieran que este maestro era diferente de los otros. ¿No os parece que el maestro se parece a un mago?
  • ¿Qué elemento nos confirma que sus métodos son sinónimos de progreso?
  • Encontrad una frase que demuestre que este maestro logra interesar a sus alumnos.
  • Entresacad los términos que pertenecen al campo léxico del suplicio: ¿qué realidad evoca el narrador?